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El enigma de porqué los alumnos no aprenden con profesores que no aprendieron. |
En Colombia existen exámenes de estado para el ingreso a la educación
superior administrados de manera censal a toda la población en último año de
educación secundaria desde el año 1980. Estos exámenes son quizá los mejores
exponentes de una tradición continua de evaluación del aprendizaje de los
estudiantes en el país. En esta misma tradición censal, desde el año 2003 el
Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, ICFES,
responsable de esta pruebas, empezó a introducir otro nivel de pruebas
censales: pruebas para los graduados de la educación superior, denominadas
pruebas SABER-Pro.
Las pruebas son específicas por profesiones: las hay para ingenieros,
médicos, abogados, etc. Sin embargo, desde el segundo semestre de 2011, se está
aplicando de manera censal un módulo común en las pruebas de todos los
egresados: uno de competencias genéricas. Estas incluyen lectura crítica,
razonamiento cuantitativo, escritura, inglés y competencias ciudadanas. 145.799
estudiantes presentaron estas pruebas al final del año 2011. Las pruebas las
presentaron estudiantes de universidades, escuelas técnicas y tecnológicas, y
los llamados normalistas superiores, esto es, graduados de la educación
secundaria que hacen dos años más de “bachillerato pedagógico”, con lo cual se
les licencia para ser profesores de primaria. (Si, en Colombia se puede ser
profesor sin título universitario)
Los graduados en educación obtuvieron los puntajes más bajos en
escritura, inglés, lectura crítica y razonamiento cuantitativo. Sus puntajes no
son significativamente diferentes de los bachilleres normalistas, es decir, el efecto que las facultades de educación
tienen en sus estudiantes en desarrollo de competencias es limitado, si es que alguno.
El 70% de los profesionales en educación en Colombia no alcanzan sino niveles
básicos de comprensión del idioma inglés, siendo de todos los profesionales los
de menor desempeño. Más del 50% de los profesionales preparados por nuestras
escuelas de educación lograr componer un texto que aunque comprensible, es desorganizado
y aborda temas no pertinentes al desarrollo de una idea dada. El 70% de los futuros docentes no supera el
tercer quintil de desempeño en la prueba de lectura crítica. El 80% tampoco lo
hace en la prueba de razonamiento cuantitativo. De este grupo de profesionales
salen los maestros que le enseñan matemáticas y lenguaje a los niños que más
necesitan de una educación transformadora para aumentar sus posibilidades de
movilidad social.
Los resultados de los docentes no son sorprendentes, si uno ve el tipo
de educación que reciben: En Colombia existen 1.297 programas conducentes a titulación
profesional en educación. De estos, tan sólo 81 (el 6%) tienen lo que se llama “acreditación
de alta calidad”. El 94% restante no tiene esa acreditación. Un 50% tiene lo
que aquí se llama un “registro calificado”. Al consultar la base de datos la
información del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior SNIES,
la “Condición de calidad” del 44% restante de programas está registrada como
“N/A”. ¿Qué significa cuando se dice que la calidad “N/A”? Entonces para
formase en educación la calidad no aplica.
Qué bueno que haya sistemas de información, y que cualquier ciudadano
pueda observar este desolador panorama. Claro, provisto que lo entienda.
Millones de niños en Latinoamérica no están recibiendo educación de
calidad, simplemente porque sus maestros tampoco lo hicieron. Sus maestros
fueron los niños que recibieron una educación deficiente, y que luego pusieron
sus esperanzas en la educación superior para cualificarse, sólo para ser
víctimas de una nueva decepción: la educación superior para la formación
docente es tan o más deficiente que la anterior. La mayoría de las facultades
de educación en Colombia, que se cuentan por centenares, se están lucrando de
la venta de títulos educativos, sin agregar el más mínimo valor a sus
egresados, ofreciéndoles educación cuya calidad es “N/A”.
Si los estados quisieran demostrar un interés genuino por el mejoramiento
de la calidad de la educación, deberían empezar a poner en cintura a los
centros de formación docente, púbicos y privados. Verificar que cumplan los más
altos estándares de calidad posibles, y exigirles unos requisitos de admisión
acordes con la responsabilidad que tendrán sus egresados. Claro, si de verdad les interesa. Si no, podrán
quejarse de los resultados de la próxima prueba comparativa internacional,
someter a los maestros al escarnio público, comprarle un computador a cada
niño, y seguir viendo desconcertados como, misteriosamente, los aumentos de inversión
en educación parecen tener tan poco retorno. Ah claro, y seguir educando a sus
élites en colegios privados, ellos sí con los mejores profesores.
Te esperamos en la Libre. El camino hacia el futuro. http://unilibrepereira.edu.co
ResponderBorrarArtículo interesante. Alguien debería manifestarse por este tipo de situaciones en Latinoamérica. Una educación de calidad es esencial para la sociedad y para todo. www.infoclases.com
ResponderBorrarUn saludo
Un saludo
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