sábado, 17 de marzo de 2012

Calidad: N/A

El enigma de porqué los alumnos no aprenden con profesores que no aprendieron.

En Colombia existen exámenes de estado para el ingreso a la educación superior administrados de manera censal a toda la población en último año de educación secundaria desde el año 1980. Estos exámenes son quizá los mejores exponentes de una tradición continua de evaluación del aprendizaje de los estudiantes en el país. En esta misma tradición censal, desde el año 2003 el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, ICFES, responsable de esta pruebas, empezó a introducir otro nivel de pruebas censales: pruebas para los graduados de la educación superior, denominadas pruebas SABER-Pro.

Las pruebas son específicas por profesiones: las hay para ingenieros, médicos, abogados, etc. Sin embargo, desde el segundo semestre de 2011, se está aplicando de manera censal un módulo común en las pruebas de todos los egresados: uno de competencias genéricas. Estas incluyen lectura crítica, razonamiento cuantitativo, escritura, inglés y competencias ciudadanas. 145.799 estudiantes presentaron estas pruebas al final del año 2011. Las pruebas las presentaron estudiantes de universidades, escuelas técnicas y tecnológicas, y los llamados normalistas superiores, esto es, graduados de la educación secundaria que hacen dos años más de “bachillerato pedagógico”, con lo cual se les licencia para ser profesores de primaria. (Si, en Colombia se puede ser profesor sin título universitario)

Los graduados en educación obtuvieron los puntajes más bajos en escritura, inglés, lectura crítica y razonamiento cuantitativo. Sus puntajes no son significativamente diferentes de los bachilleres normalistas, es decir,  el efecto que las facultades de educación tienen en sus estudiantes en desarrollo de competencias es limitado, si es que alguno. El 70% de los profesionales en educación en Colombia no alcanzan sino niveles básicos de comprensión del idioma inglés, siendo de todos los profesionales los de menor desempeño. Más del 50% de los profesionales preparados por nuestras escuelas de educación lograr componer un texto que aunque comprensible, es desorganizado y aborda temas no pertinentes al desarrollo de una idea dada.  El 70% de los futuros docentes no supera el tercer quintil de desempeño en la prueba de lectura crítica. El 80% tampoco lo hace en la prueba de razonamiento cuantitativo. De este grupo de profesionales salen los maestros que le enseñan matemáticas y lenguaje a los niños que más necesitan de una educación transformadora para aumentar sus posibilidades de movilidad social.

Los resultados de los docentes no son sorprendentes, si uno ve el tipo de educación que reciben: En Colombia existen 1.297 programas conducentes a titulación profesional en educación. De estos, tan sólo 81 (el 6%) tienen lo que se llama “acreditación de alta calidad”. El 94% restante no tiene esa acreditación. Un 50% tiene lo que aquí se llama un “registro calificado”. Al consultar la base de datos la información del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior SNIES, la “Condición de calidad” del 44% restante de programas está registrada como “N/A”. ¿Qué significa cuando se dice que la calidad “N/A”? Entonces para formase en educación la calidad no aplica.  Qué bueno que haya sistemas de información, y que cualquier ciudadano pueda observar este desolador panorama. Claro, provisto que lo entienda.

Millones de niños en Latinoamérica no están recibiendo educación de calidad, simplemente porque sus maestros tampoco lo hicieron. Sus maestros fueron los niños que recibieron una educación deficiente, y que luego pusieron sus esperanzas en la educación superior para cualificarse, sólo para ser víctimas de una nueva decepción: la educación superior para la formación docente es tan o más deficiente que la anterior. La mayoría de las facultades de educación en Colombia, que se cuentan por centenares, se están lucrando de la venta de títulos educativos, sin agregar el más mínimo valor a sus egresados, ofreciéndoles educación cuya calidad  es “N/A”.

Si los estados quisieran demostrar un interés genuino por el mejoramiento de la calidad de la educación, deberían empezar a poner en cintura a los centros de formación docente, púbicos y privados. Verificar que cumplan los más altos estándares de calidad posibles, y exigirles unos requisitos de admisión acordes con la responsabilidad que tendrán sus egresados.  Claro, si de verdad les interesa. Si no, podrán quejarse de los resultados de la próxima prueba comparativa internacional, someter a los maestros al escarnio público, comprarle un computador a cada niño, y seguir viendo desconcertados como, misteriosamente, los aumentos de inversión en educación parecen tener tan poco retorno. Ah claro, y seguir educando a sus élites en colegios privados, ellos sí con los mejores profesores.

3 comentarios:

  1. Te esperamos en la Libre. El camino hacia el futuro. http://unilibrepereira.edu.co

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  2. Artículo interesante. Alguien debería manifestarse por este tipo de situaciones en Latinoamérica. Una educación de calidad es esencial para la sociedad y para todo. www.infoclases.com

    Un saludo

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